Padel World Press .- Como habréis podido comprobar, hace ya un tiempo que suelo cerrar mis publicaciones en redes sociales con el hashstag #laautoexigenciamultiplicaelrendimiento. Lo hago porque, como entrenador, creo que es la frase que más se ajusta a mi manera de entender el deporte y la vida, además de ser lo que intento aplicar y transmitir a mis jugadores en las sesiones y en la competición.

Recuerdo que en alguna ocasión alguien se acercó para transmitirme la sensación de que yo había bajado el nivel de implicación en los entrenamientos con determinado jugador. Mi respuesta, aun sabiendo que no era cierto, no se limitó a un simple “eso no es así“.

Ante ese parecer siempre respondo: “Agradezco que me digas esto, porque eso es que estamos en el camino correcto”… De hecho, nunca fue un jugador quien me dijo esto.

Es lógico que lleva algún tiempo conseguir que la relación jugador-entrenador se asiente a la perfección… Incluso puede que a veces no se llegue a conseguir por falta de paciencia, por tener distintos objetivos o por cualquier otro motivo. Pero si esto se logra, y una vez que todo está ensamblado, nos encontramos ante el escenario en el que se saca el mayor rendimiento al trabajo.

En el inicio de cualquier relación entrenador-jugador debemos ser muy claros y repetitivos en lo que queremos y en cómo lo queremos… Una vez creada esa simbiosis, el técnico debe ir perdiendo protagonismo y dejar que el jugador analice, se exija y auto-convenza de que el trabajo y el esfuerzo son obligatorios para intentar alcanzar cualquier objetivo.

No necesitar el impulso continuo de padres, entrenadores, profesores, etc, es necesario para crecer y para desarrollarse como jugadores y como personas. Yo lo llamo ‘el cuándo nadie me ve’ o, lo que es lo mismo, hacer las cosas porque se han generado unos hábitos que impulsan a rendir.

Se obedece a estímulos propios que se han trasformado en conductas y, sobre estos hábitos, se aumenta la exigencia. Ese es un jugador adulto, comprometido, convencido… Un jugador total.

En cada entrenamiento o partido el entrenador, con sus conocimientos y experiencia, debe lanzar ideas, consejos y correcciones que el jugador tiene que trasformar en sensaciones sobre las que trabajar para que, con la práctica, se conviertan en habilidades y le permitan obtener una mejora continua.

Desde mi punto de vista como entrenador es así, y no de otro modo, como conseguiremos evolucionar.

Álvaro Raposo

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