Padel World Press .- En el deporte de competición, la persona con una ansiedad elevada suele ser más propensa a experimentar sentimientos de inestabilidad emocional y de falta de control tanto en el apartado técnico como táctico. Esta situación depende de cómo un individuo interprete las circunstancias competitivas particulares.
En este nuevo artículo, vamos a tratar el tema de la ansiedad en la competición y, para ello, definamos primero el concepto de ansiedad. “La ansiedad es una respuesta emocional o conjunto de respuestas que engloba: aspectos subjetivos o cognitivos de carácter displacentero, aspectos corporales o fisiológicos caracterizados por un alto grado de activación del sistema periférico, aspectos observables o motores que suelen implicar comportamientos poco ajustados y escasamente adaptativos.
La ansiedad tiene un componente de pensamiento (por ejemplo, la preocupación y la aprensión) llamado ansiedad cognitiva, así como un componente de ansiedad somática, que constituye el grado de activación física percibida.
En la actualidad, se estima que un 20,5% o más de la población mundial sufre de algún trastorno de ansiedad, generalmente sin saberlo”.
Su interpretación se verá influida por diversos factores tales como las experiencias anteriores, la capacidad y el entrenamiento en el manejo del estrés. No existe un solo deportista que no haya experimentado, en algún momento, algún síntoma de ansiedad pre competitiva, competitiva o post competitiva. La finalidad no es llegar a no sentir ansiedad, sino saber manejarla.
Situaciones que demandan ansiedad en el deporte
Las principales situaciones de un partido de pádel donde se suelen dar síntomas de ansiedad son las siguientes:
a) Las horas o instantes previos a una competición.
b) El comienzo de una actuación deportiva o partido.
c) En el encuentro, cuando vamos a disputar algún punto que consideramos clave.
d) Tras cometer un error que consideramos importante para el devenir del choque.
e) Cuando sentimos que estamos teniendo una mala racha de juego.
f) Cuando mi compañero está teniendo una mala racha.
g) Cuando hay un error arbitral u ocurre alguna situación inesperada durante el compromiso.
h) Cuando no se está dando lo que esperábamos que se diera.
i) Cuando mi compañero tiene una actitud negativa y crítica con nuestro juego.
En cada una de estas situaciones podemos percibir síntomas de ansiedad y, en realidad, es muy normal que se produzcan… Lo que debemos hacer es tratar de poner en marcha mecanismos psicológicos que atenúen esos síntomas para que nuestro rendimiento no se vea perjudicado.
Algunos mecanismos o herramientas psicológicas que van a conseguir hacer frente a los síntomas de la ansiedad serán los siguientes:
– Aprendizaje y entrenamiento de técnicas de relajación: Aprender a relajarse y utilizar esta herramienta antes y durante los partidos es esencial para poder frenar los síntomas de ansiedad.
– El manejo de los tiempos entre puntos: Si en momentos de ansiedad y estrés competitivo vamos más acelerados entre puntos, la situación sólo puede empeorar. Hay que tratar de tener un control adecuado del tiempo cuando la bola no esté en juego y manejarlo de una manera inteligente.
– El uso de la respiración: Cuando competimos, el rimo de respiración a la hora de golpear la pelota es importante, pero más aún lo es cuando termina el punto. Es importante saber qué tipo de respiración tenemos que llevar a cabo según lo que se necesite: Una respiración con el pecho y explosiva si quiero activarme y una respiración con el estómago y prolongada si quiero relajarme.
– Control del pensamiento: Saber dónde enfocar nuestro pensamiento es esencial si queremos minimizar la sensación de inestabilidad emocional o ansiedad. Si nuestro pensamiento se centra en el apartado emocional, es decir, en lo que sentimos en ese momento, no estaremos bien enfocados y tendremos problemas. Si conseguimos dirigir nuestros pensamientos hacia aspectos tácticos del juego, todo irá mejor.
– Tolerancia y respeto al compañero/a: En una situación de ansiedad, lo peor que podemos hacer es separarnos psicológicamente de nuestro compañero/a o entrar en conflicto con él/ella. Debemos asumir las situaciones de estrés competitivo con la mayor naturalidad posible, ofreciendo a nuestra pareja soluciones, siendo tolerantes y tratando de no perder de vista el concepto de ‘equipo’ dentro de la cancha.
Un deportista no es un robot que puede controlar todo tipo de situaciones. Cualquier cosa que ocurra durante un partido provoca, inmediatamente, una serie de emociones. El problema no radica en sentirlas, sino en que éstas se prolonguen en el tiempo… Por este motivo es importante saber poner en marcha mecanismos psicológicos que ayuden a que un estado emocional alterado vuelva a su normalidad. Eso sólo lo podemos conseguir con voluntad y entrenamiento.
Óscar Lorenzo García
Twitter: OLorenzoRMarca
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