Fue una de las jugadoras con más raza y coraje del Circuito Profesional hasta que una lesión le obligó a retirarse. Con sus ganas, su tesón y su coraje demostró que, con trabajo y seriedad, todos los sueños se pueden alcanzar. Por fortuna, el pádel no se ha quedado sin ella y, desde fuera de las pistas, sigue poniendo su granito de arena en el desarrollo y crecimiento de este maravilloso deporte.
Padel World Press .- Feliz, orgullosa, abrumada, emocionada… Se agotarían los adjetivos para definir cómo se sintió nuestra protagonista durante el emotivo homenaje que recibió en el WPT Badajoz… La extremeña pudo despedirse de la competición dentro de la cancha, hacerlo ante sus vecinos y recibir de vuelta el cariño tanto de la gente como de un deporte al que ha convertido en una parte fundamental de su vida.
Nada mejor que dejar que ella misma nos cuente cómo vivió unos días que ya nunca podrá olvidar.
“Todo comenzó el día de la presentación del Circuito World Pádel Tour en la Caja Mágica. En ese acto se dieron cita tanto los jugadores como los organizadores de las distintas sedes que forman parte del calendario de la presente temporada. Allí coincidí con mis paisanos y amigos Paco Risquete (quien me ha visto crecer) y Rafa Cardona (propietario de los derechos de la prueba WPT en Extremadura). En nuestra charla, me hicieron la pregunta del millón, la que me ha hecho mucha gente desde que me retiré: ¿No echas de menos la competición? ¿No tienes el gusanillo de volver a competir? Mi respuesta siempre ha sido clara y rotunda y, esa vez, no iba a ser diferente: NO.
Sin embargo, he de reconocer que me tocaron la fibra sensible… Estaba ante la posibilidad de jugar en la primera prueba del Circuito Profesional que se iba a celebrar en Badajoz (ciudad en la que nací) y, a su vez, me dijeron que sería muy especial que, de manera simbólica, le diera el relevo a una chica joven de 16 años de Badajoz, cuya máxima ilusión es llegar a competir en World Pádel Tour.
A continuación, recibí una invitación para formar parte de la mesa de presentación del WPT, como mejor jugadora de la historia del pádel extremeño, homenaje a mi carrera deportiva, reportajes… La tentación fue grande y nunca me había sentido tan valorada en mi tierra. Me pareció que podía hacer mi pequeña aportación al pádel como extremeña que soy y, de paso, sacar pecho. No me lo pensé dos veces y mi respuesta fue un rotundo ¡SÍ, QUIERO!
Poco a poco, se iba aproximando la fecha pero parecía que el torneo no iba conmigo. Seguía volcada al máximo en el Salón Internacional del Pádel, un importante acontecimiento que organizaba con mi empresa, en la que, como digo siempre, he aprendido a disfrutar ‘del otro lado de la competición’… Poco a poco, se acercaba la fecha pero no conseguía ver mi retorno a la competición y a las sensaciones de la misma: no lograba verme vestida, con mi compañera, los nervios…
Esas sensaciones me llegaron dos semanas antes del inicio de la misma. Conseguí empezar a visualizar, fui intentando recordar emociones, lo que se vive desde la semana antes entrenando, el día previo a la competición y las horas anteriores al partido… AAAAAHHHHHHHHH!!!! Increíbles los nervios, estrés, qué equipación me pongo, tendremos al público extremeño volcado deseando que ganemos… Recordé que yo usaba muñequera para el sudor… Cómo era posible haberme olvidado de ese detalle y mucho más compitiendo en Badajoz, con 40º a la sombra!!! Parece mentira que lleve toda mi vida compitiendo y que, en solo 3 años, haya formateado de tal manera que pareciera que esa fuera mi primera competición, allá en Avilés en 2002.
Traté de hacer todas las rutinas que tenía en su día con mi psicólogo Óscar Lorenzo: visualizaciones, relajación, recordar puntos estratégicos sobre lo que hacer y qué decir a mi compañera para sacar su máximo rendimiento…
Comenzó el partido y ahí empezaron las sensaciones, esas que tenía olvidadas desde hace 3 años y medio. No tienen nada que ver dar indicaciones y vivir un choque desde fuera, a meterte a la pista, sabiendo lo que vas a ir experimentando, la presión que sientes por momentos, los trucos para mitigarla… Y sentirlas en propia persona.
5-3 abajo en primer set… remontamos, 5-5, tie break y creo que fue donde más cómoda me sentí ya que suelo entrenar a mis alumnos con tie breaks… Tenía muy presente que cada punto valía oro pero se nos escapó. Jugamos. Perdimos en dos mangas por 7-6 y 6-4.
Si me pongo a pensar ahora, lo cierto es que formábamos un tándem especial: una chica que tuvo su primera experiencia con el Circuito Profesional tratando de aprovechar ‘la oportunidad de su vida’ que le brindaba una ex jugadora con toda su experiencia y un amplio currículum deportivo. Me hizo recordar aquel Estrella Damm que jugué en La Moraleja en el año 2002, con la experimentada y gran jugadora María Wakonigg de compañera, contra Araceli Montero y María Quiles. No era capaz de meter el resto y ella sólo me decía: “Pásala al otro campo. No trates de hacer nada más que a partir de ahí empieza el punto”. Mi sensación era la de no tener brazo, sólo muñón. Ese día aprendí a concentrarme en una tarea (la que me decía mi compi), lo conseguí y, sin darme cuenta, estaba a un punto de ganar el encuentro. Eso fueron semifinales, no recuerdo ni contra quién fue la final pero, tantos años después, aún me acuerdo lo que aprendí en ese compromiso.
Espero que Rocío, mi compañera en Badajoz, con el paso de los años recuerde este partido como algo especial, en el que aprendió algo del padel.
Por mi parte, me quedo con la vuelta a las sensaciones de la competición, esas que te hacen estar nerviosa, con la tripa rara, pasarlo mal incluso pero que, durante toda mi vida, han sido adictivas para mí.
La última pregunta… ¿Volverás a repetir la experiencia? De primeras, la respuesta sería un NO rotundo… ¡¡Pero quién sabe cómo será la próxima tentación!!
Un saludo a todos
Vanessa Zamora”.
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