Padel World Press .- Tras esa primera afirmación, lo cierto es que el problema se complica si lo que deseamos no es clasificar a los jugadores sino que, por el contrario, lo que se pretende es valorar a los entrenadores. Se podría pensar que bastaría con acudir al mismo Ranking y comprobar en qué lugar se encuentran l@s jugador@s entrenad@s. Pero no, a pesar de que esa sea la medida que se suele utilizar por lo general, ese criterio no refleja la realidad.
La razón es muy sencilla: l@s jugador@s disponen de las mismas armas para luchar por una posición en el Ranking (una pala, un terreno de juego y tres pelotas. Es verdad que el compañer@ también cuenta, pero otro día defenderé el por qué creo que un profesional siempre juega con una pareja de su nivel), pero l@s entrenador@s no. La materia prima con la que trabajan es tan dispar, que valorar los resultados en función de la calidad (en todas sus vertientes y facetas) se convierte en tarea llena de matices y sobre la que se realizarán unos análisis que forzosamente siempre será subjetivos.
Porque, qué tiene más mérito, ¿que el jugad@r A se meta en el Cuadro Final o que el B gane el torneo? Quizás, y no solo quizás en muchas ocasiones, es más difícil de conseguir lo primero que lo segundo.
Así que para aquellos enamorados del pádel, os invito a valorar a los entrenadores observando aquellos matices que los hacen diferentes: desde las tácticas empleadas (y su capacidad de adaptación), pasando por las mejoras técnicas que aportan o, incluso, al análisis de pequeños detalles como el disfrute de un jugad@r o su manera de caminar mientras compite.
Ese examen os dará pistas de si realmente un entrenad@r está consiguiendo extraer el máximo potencial de sus jugador@s.
Imagen: Facebook de Juan Alday
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