Padel World Press .- Estamos jugando bien, los rivales no saben qué hacer, no ven la bola… Nos sentamos en el cambio y a la vuelta ellos empiezan a jugarnos más despacio, a ralentizar las acciones, a alargar los puntos… Nosotros empezamos a fallar, nos desesperamos y, de pronto, nos encontramos que no sabemos qué hacer porque la bola lenta nos está matando.
¿Por qué pasa esto?
Por lo general, al jugar a mayor velocidad estamos más en tensión, más concentrados ya que la pelota nos viene muy rápida y no tenemos tiempo para distraer nuestra mente en otras cosas.
Cuando la bola nos viene más lenta, nosotros empezamos a pensar de más… Y lo hacemos porque nos da tiempo a pensar si la tiro a un lado o a otro, más fuerte o más despacio. Además de eso, intentamos imprimirle más velocidad a la pelota para volver a la dinámica que nos estaba haciendo ganar… Esto, si no se está bien concentrado, suele conllevar al error y éste, a la desconfianza, por lo que de pronto nos encontramos por debajo en el marcador, sin saber cómo salir de esta situación de bolitas lentas que no hacen ningún daño y encima, cuando queremos darle velocidad, las tiramos fuera.
Así que cuando nos bajen el ritmo, lo primero que tenemos que intentar es mantenernos como nos encontrábamos cómodos… Y si no somos capaces porque empezamos a fallar, tendremos que empezar a jugar golpes con menos velocidad pero con peso, esperando la bola fácil para acelerarla y así, poco a poco, volver a la velocidad que habíamos perdido.
Y sobre todo… Lo más importante es mantener la calma y no desesperarse. Es ahí donde estaríamos perdidos y habríamos caído en lo que los rivales buscaban con su estrategia.
Juan Galiano
Foto: A Tope de Pádel
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