“Y una vez más se cumplió la frase del ambiente… ‘Al pádel juegan 4 y siempre gana Bela’. Tan real como lo vivido en los cuartos de final del Granada Open, en un marco espectacular y después de tres horas con pasajes de ‘pádel champagne’, como diría don Emilio Forcher”. No te pierdas este gran artículo de Óscar Solé.
Padel World Press .- Bela y Lima se volvieron gigantes en esos momentos donde siempre aparecen, cuando las ‘papas queman’. Tuvieron oportunidades de breaks en casi todos los saques de sus adversarios en los dos primeros sets pero no fue hasta el decimosegundo juego del segundo set cuando lo consiguieron.
Ganaron, después de una remontada marca de la casa, cuando Miguel Lamperti y Juani Mieres tuvieron el partido en sus manos con 4-5 y saque a su favor en el tercer set. Dos roturas de servicio seguidas y a semifinales.
Pero no voy a aburrirlos con letras porque si lo vieron sobran las palabras y, si no lo vieron, lo mejor es que lo busquen en YouTube… Merece la pena.
Sólo voy a dedicar estas últimas líneas a un personaje que merece el reconocimiento de todos los amantes del pádel: Miguel Lamperti.
Junto a Paquito Navarro, son los dos jugadores que más pasiones levantan en cualquier pista del universo. La ‘Lampertimanía’ lleva más de una década. Desde que aterrizó en España aportó algo distinto al Circuito Profesional, además de ese smash único. Y ese ‘algo distinto’ lo disfrutamos todos en el Palacio de Deportes porque el jugador del Team NOX levantó a la tribuna con cada golpe y con cada gesto como, cuando allá por el año 2008, chocaba ‘pechito con pechito” con Mati Díaz.
Estaba en su salsa, como se dice habitualmente, con todo el público rendido a sus pies… Con el ‘Príncipe Mieres’ en su mejor versión al drive, tuvieron contra las cuerdas a los número 1. Merecieron ganar pero se derrumbaron en el peor momento. Lamperti pidió la atención de fisio; más allá del desgaste físico, le afectó lo mental, el recordar ese break en el décimo juego del tercer set.
Miguel debería haber salido en andas y por la puerta grande, como los toreros, pero se fue a patadas y puñetazos contra una puerta, la imagen que no queríamos ver. Seguro que el día siguiente, al despertar, todavía masticaba la bronca por la derrota y su cabeza no parará de preguntarle al corazón: ‘¿Qué pasó?’… Sólo debe pensar que una vez más tuvo la virtud de enloquecer a los tres mil espectadores que estábamos en el pabellón y a cien mil que lo vieron por Streaming.
Ojalá el Circuito tuviera 10 ‘Lampertis’. El pádel necesita vivirse así, con pasión, con locura y por eso, en mi interior, no paré de gritar PUNTAKOOO… Gracias Miguel por hacernos vivir así el pádel y gracias a los cuatro por el partidazo.
Óscar Solé
Imagen: World Pádel Tour
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