Ya es oficial. El equipo de la Federación Española puede presumir de haberse reforzado con una verdadera leyenda del mundo del pádel. La madrileña, una de las mejores jugadoras de la historia de este deporte, se ha convertido en la máxima responsable del combinado nacional absoluto femenino.
Padel World Press .- Retirada de la competición profesional desde finales de diciembre de 2014, la vida de Icíar Montes no ha dejado de estar vinculada a un deporte que para ella ha sido, es y será un verdadero modo de vida. Y más aún a partir de estos momentos, en los que tendrá la misión de guiar a la Selección Femenina a lo más alto en las próximas e importantes competiciones que deberán afrontar.
Si repasamos la hemeroteca, aún recordamos el breve paso por ese mismo puesto de la madrileña en el año 2004. Ahora, once temporadas después, le llega una oportunidad que afronta con mucha ilusión: “Estoy contenta por supuesto con el nuevo cargo, pero también es mucha responsabilidad, ya que a veces puede ser un trabajo algo ingrato porque hay que tomar decisiones en las cuales algunas personas van a salir perjudicadas y otras beneficiadas”. Sin perder un ápice de esa humildad por la que se caracteriza, añadió: “Es muy distinto ser jugadora a ser entrenadora, coach o seleccionadora, por lo tanto tendré que ir aprendiendo, cometeré errores que espero que con la ayuda de los técnicos sean los menos posibles. Mi cometido será apoyar mucho a las jugadoras para sacar su máximo rendimiento en la pista”.
La relación de Icíar con el pádel se inició a los 18 años. Hasta ese momento, jugaba al tenis y es que el deporte ha estado siempre muy presente en su vida. Esa pasión, al igual que a su hermano, se la inculcó su padre. “Jugué varios partidos de tenis a nivel nacional, pero a los dieciocho años estaba más centrada en mis estudios. Por aquella época comenzaron a construir pistas de pádel en diferentes clubes, como Puerta de Hierro o Club de Campo entre otros. Uno de ellos fue el Club de Tenis Chamartín, que era donde yo jugaba. Allí tenía a mis amigas Belén Castrillo o Araceli Montero jugando al pádel, con lo que me empecé a enganchar poco a poc”.
A lo largo de su carrera fue cinco veces Campeona del Mundo, tres veces mejor jugadora del Circuito Profesional y doce años número 1 del ranking. En sus dos décadas de trayectoria vivió momentos muy buenos y otros no tanto: “Me quedo con muchos momentos, y no todos de los que la gente considera positivos, sino de enfrentarme a mis miedos. Gané mi primer Mundial en 1998 con Araceli Montero y en mi casa, antes de ir al aeropuerto, no quería subir las maletas al coche. El Mundial era en Argentina, Mar del Plata, y la razón era que me daba muchísimo miedo no estar a la altura de lo que se esperaba de mí, ese miedo a conseguir tus sueños que te atenaza. El otro momento con el que me quedo tuvo lugar en 2010, cuando gané el Mundial con la Selección Española, y en parejas con Patty Llaguno. Fue sin duda el colofón a mi carrera deportiva”.
Hay muchas anécdotas, muchos momentos que nunca podrá olvidar… Entre ellos, no puede reprimir la sonrisa al recordar un día en el que: “Salí del hotel en el que estábamos para jugar las semis del PPT con las chanclas y la ropa de deporte puesta, pero se me olvidaron las zapatillas. Cuando me di cuenta ya estábamos en el club y no podía volver a por ellas, pues estaba muy lejos. Al ser muy bajita no encontraba nadie que me pudiera dejar unas zapatillas de mi número, lo pasé fatal. Al final conseguí que me dejaran unas y a 180 pulsaciones y sin calentar jugué los primeros quince minutos de partido”.
La madrileña interrumpió su carrera en dos ocasiones, antes de su retirada definitiva. Una en 2002, cuando puso rumbo a Brasil y otra, en 2008, cuando junto a su hermano Chema Montes, un pilar básico en su carrera profesional, decidió abrir una escuela de pádel. Pese a haber abandonado las pistas dos veces, en ambas ocasiones volvió para regresar a la élite. “Las decisiones las tomé de corazón, cuando lo dejé las dos veces lo hice porque no encontraba la suficiente motivación. Soy una persona que profesa un profundo respeto por la competición y sentía que no tenía el suficiente compromiso para entregarme al cien por cien en cada entrenamiento o partido. Pero en la otra cara de la moneda, cuando volví la decisión también la tomé de todo corazón, no sabía hasta donde podría llegar, pero si sabía que volvía para darlo todo sin reservas”.
De todas sus compañeras guarda muy buenos recuerdos: “De Araceli Montero, mi primera compañera y con la que empecé en 1993, me quedo con el aguante que tuvo cuando yo todavía no era una persona muy madura emocionalmente, con lo cual me soportó muchas impertinencias en la pista. Era una compañera que tenía una capacidad innata para recuperarse de las lesiones y volver más fuerte. De Belén Castrillo agradezco la implicación que tuvo esa temporada y como me conseguía sacar siempre la sonrisa. En cuanto a Carolina Navarro, con ella hice probablemente una de las mejores parejas del momento y casi de la década. Me quedo con su pasión en la pista. Neki Berwig ha sido un espejo en el que mirarme para ver todas esas cosas que yo tenía que cambiar para seguir creciendo como persona y también como deportista”.
Entre 2004 y 2013 compartió pista con Paula Eyheraguibel, de la que destacaría: “Su sacrificio y su capacidad de entrega muy alta. Patty Llaguno me pilló en otra época de mi carrera y puedo decir que es puro talento y esencia de pádel. En cuanto a Cata Tenorio destacar que es la compañera más polivalente que existe en el Circuito a día de hoy y, de Alejandra Salazar, reseñar que está ahora mismo en su pico de carrera y espero que lo aproveche al 100%. Está preparada para conseguir lo que se proponga¨.
El mayor cambio que ha observado en el mundo del pádel se ha producido a nivel de practicantes y de conocimiento para el gran público, no así en el deporte en sí, puesto que ella ve la evolución lógica de cualquier deporte. “Las pistas ahora son asequibles para todo el mundo cosa que antes no se veía ya que eran clubes privados. Respecto al pádel en sí, ha seguido la evolución de cualquier deporte, ya que las técnicas de entrenamiento evolucionan, la alimentación, la preparación, los técnicos están más preparados. Se trata de algo natural. Lo que sí que veo es que en los próximos tres o cuatro años va a cambiar algo más, ya que han mejorado mucho los puestos intermedios, los que forman esos jugadores que ya son profesionales y que están cerca de los que ahora están encabezando este deporte y que llevan casi una década ahí arriba”.
Su reto no será sencillo ya que la Selección Española Femenina logró la victoria en los dos últimos Mundiales: Cancún 2010 (México) y Palma de Mallorca 2014. En ese sentido, confesó: “Potencialmente tenemos a jugadoras nacionales al más alto nivel y cualquier país desearía tener un equipo como el nuestro. Luego en que hagamos las cosas bien a nivel de técnicos o que estemos a nuestro máximo nivel como combinado dependerá si podemos reeditar títulos o no”. Versátil y con una gran capacidad de adaptación: “Espero que sea una cualidad que me ayude en mi trabajo. Pero todavía tengo mucho que aprender, ya que no es lo mismo lidiar con una persona sola que con un grupo entero, en el que hay egos diferenciados”.
Sobre sus deseos para este 2016 que acaba de comenzar, desveló que serían: “Que nos sintamos bien y disfrutemos de lo que hagamos».
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