Nuestros compañeros del Diario Montañés nos sorprendieron con su crónica de un partido muy especial… En el que volvió a demostrarse que el pádel es un deporte que no entiende de edades y en el que no existen las barreras.
Padel World Press .- Es una de esas historias dignas de admiración, que nos demuestran que el ser humano tiene una capacidad de superación extraordinaria. A diario, todos nos demostramos que podemos llegar a hacer cosas que veíamos o pensábamos que eran imposibles. Con esfuerzo, entrega, dedicación y convicción, no hay nada que no se pueda alcanzar.
Un claro ejemplo lo encontramos en este encuentro que tuvo lugar en las pistas del club santanderino ‘Monteverde’… Entre sus cuatros participantes sumaban más de 300 años pero, desde el primer instante, desde el calentamiento, el buen ambiente, las bromas y los siempre saludables ‘piques deportivos’ marcaron el que iba a ser un duelo de lo más especial.
Tal y como nos contó Ana del Castillo, antes de comenzar a jugar, Carlos Megía, de 83 años, destacó: «A ver qué tal se nos da hoy. Me ha dicho la doctora que estoy como un tiburón». En 2015 le operaron de cáncer, hemorroides y una hernia: «Las tres operaciones en una». Su compañero, Antonio Calleja (de 86 años) le replicó: «Pues yo hoy he ido a mirarme la tensión y estoy perfectamente bien. Así que a quemar lo que hemos pillado en Navidad».
Por delante, dos horas de partido ante Felipe Bigeriego, de 74 años, y Adela Ruiloba, más o menos de la misma edad. Sin lugar a dudas, una lección de vida para todos quienes les miraban de reojo desde las pistas contiguas y para todos aquellos que lean este artículo. Uno de los aficionados presentes en el club señaló: «Es la primera vez que venimos y cuando les hemos visto hemos alucinado. Ojalá lleguemos así porque a veces, cuando alcanzas a esa edad, puedes tener tiempo y dinero pero te faltan las ganas».
La pregunta era inevitable: ¿Cuál es su secreto? Megía confesó que la actitud ante la vida. «Yo ando todos los días una hora. Hace años un médico de Valdecilla me dijo que era el mejor deporte que había para el riego de la sangre. Así que en lugar de sentarse en el banco del ayuntamiento deben levantarse a andar, que es bueno para la salud».
Por su parte, Calleja fue más allá. «No fumar, no beber, eso es importantísimo. A estas edades no se pueden lograr estas cosas si se fuma y se bebe, porque te ahogas. Y la alimentación también hay que cuidarla». Tambén es muy importante rodearse de amigos: «Esa es la mejor terapia». A Antonio le gusta ‘picar’ a los jóvenes. Enfrentarse a ellos con sus 86 años de edad y meterles algún ‘puntuco’. «Tienes que tener cuidado porque te toman el pelo pero les haces una ‘pirula’ y te recreas. Con un solo punto ya les tocas el amor propio».
En su caso, para Juan Carlos, Antonio, Felipe y Adela reunirse tres veces por semana es mucho más que jugar al pádel. «Nosotros competimos con la lengua, hablamos bastante y eso también es una buena terapia. Nos tomamos el pelo y hacemos deporte. Es la manera de mantenerse vivo».
Espectacular lección de vida la que nos presentaron desde El Diario Montañés y que hemos querido compartir con todos vosotros.
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