Repasando por nuestra hemeroteca hemos rescatado este artículo, en el que Vanessa Zamora decidió compartir con los lectores de Padel World Press sus recuerdos, anécdotas y vivencias. Gran conocedora del Circuito Femenino, tanto desde dentro como desde fuera, quiso hablarnos de uno de los aspectos que más ha cambiado entre las chicas en los últimos años.

Padel World Press .-   Integrante de Metódika, agencia especializada en la gestión integral de eventos, la ex jugadora extremeña sigue trabajando con mucha pasión para poner su granito de arena en el desarrollo y crecimiento de este maravilloso deporte.

Analítica y muy reflexiva, en este nuevo artículo nos habla del cambio de tendencia que aprecia en el pádel femenino de un tiempo a esta parte.

“Hola a todos:

Aún recuerdo como si fuera ayer las primeras veces que fui a ver el pádel ‘profesional’ del momento… Y lo pongo entre comillas porque llamarlo profesional igual le quedaría un poco grande ya que no existía un Circuito, los torneos no tenían  las condiciones mínimas, los jugadores no tenían las prestaciones mínimas durante los partidos ( a veces ni sillas para los cambios, ni por supuesto bebida), no había infraestructura y, desde luego, mucho menos una dotación económica suficiente.

Hablo del año 1999. Yo estaba recién llegada a Madrid y la mayoría de los torneos y Campeonato de España se jugaban en el Club de Golf La Moraleja, donde sólo había una pista central de cristal mientras que el resto eran de muro.

Solía ir a animar a mi amiga Carolina Navarro que, por aquel entonces, jugaba junto a la grandísima María Silvela y donde  competían contra Araceli Montero, Beatriz Pellón, Belén Castrillo, Carmen Chillida, María Wakonigg, Eva Gayoso, Rocío Fernández Cid, Rosa Bielsa, Adriana Costagliola, Cata Tenorio, Paula Eyheraguibel, Neki Berwigg o Icíar Montes… Ellas fueron algunas de las pioneras, de las que empezaron a darle contenido a este deporte.

La forma de jugar era muy distinta a la actual. Todas jugaban una barbaridad pero el pádel y la forma de ganar partidos era muy diferente… Controlaban muchísimo las paredes, los ‘picos’ y cada ángulo de la malla (normalmente cedida) de simple torsión. Los globos que botaban y salían de la pista (conocidos por aquel entonces como ‘Globos Silvela’), bandejas con efecto ‘algo’ cortado, los remates liftados de las zurdas que te volvían loca en las paredes rugosas y trepaban cual enredadera…

La jugadora más joven entre las Top era Carolina Navarro que, con 21 años y apodada ‘joyita’, destacaba por dos golpes espectaculares: el remate plano y la bandeja cortada a gran velocidad que, al contrario de lo que los profes de aquella época enseñaban, en su caso sí que era un golpe ganador.

Se jugaba a otra velocidad, con otro ritmo. Lo que se buscaba el cansancio mental de la contraria, que la tirara fuera, salvo que viniera Carolina Navarro o alguna que otra jugadora de semis o final, que aceleraban la bola para ganar el punto. Lo cierto es que era complicado ver ‘Winners’ por velocidad.

Yo venía del tenis y  mi estilo estaba basado en la potencia y agresividad. Al pasar al pádel y no tener mucho conocimiento del deporte, más que  ganar puntos lo que hacía era quedarme vendida o fallarla directamente ante la desesperación de no poder definir. Perdía el punto, el juego y el partido. Igual exagero un poco porque algunos encuentros ganaba, jejeje… Pero en cuanto me tocaba una ‘veterana’ no tenía nada que hacer, se lo regalaba.

Se jugaba muchísimo globo; la pareja tenía que moverse en pista en paralelo como jugadores de futbolín (si mi compi se iba atrás yo también, si se iba adelante yo la seguía), se jugaban muchas paredes, bolas largas… El juego corto casi no existía (al menos en chicas) y mucho menos jugar a la verja que al ser de simple torsión y encima estar dobladas normalmente, hacía que la bola se levantase y te dejaba vendida. Lo más idóneo era jugar voleas profundas y cuantas más paredes dieran ¡mucho mejor! Juraría que las voleas de ataque tampoco solían hacerse.

Poco a poco, empezamos a darnos cuenta que si hacíamos físico, con sus pesas, series de velocidad y larga distancia ( en aquel entonces)… ¡el rendimiento subía muchísimo! Hasta tal punto que cobró más importancia que el propio entrenamiento técnico en pista.

Otra cosa que empezamos a entrenar más fue el jugar partidos entre semana, pero con una salvedad: las jugadoras de arriba del todo no entrenaban con el resto… Es como que se guardaban los ‘golpes secretos’ para la competición y no daban opción de que las estudiaras. Por aquel entonces, sólo jugaban con chicos. Esto lo digo con todo el cariño del mundo a las primeras del ranking, ya que era la norma, algo establecido y ninguna nos lo tomábamos a mal. Más tarde eso cambió y llegaron a la conclusión que era mejor conocer a todas las rivales con las que tendrían que enfrentarse y no contra chicos, con los que la velocidad de bola era totalmente diferente a  la que luego se encontraban el fin de semana. Aún recuerdo el día que me llamó por primera vez Icíar Montes para jugar un encuentro de entrenamiento en el Príncipe Sport… La conocía desde hacia muchos años pero no puedo expresar la emoción que sentí cuando recibí su llamada. Me salí en el entrenamiento, ¡menuda dosis de motivación! Por cierto, Carolina Navarro nunca me llamó ¡y eso que era mi mejor amiga! Jajaja.

El comienzo de la evolución

Una vez que el PPT fue creciendo y nuestro deporte empezó a darse más a conocer, hará unos 4-5 años, comenzaron a incorporarse ex tenistas del más alto nivel, incluso de la WTA. Estas jugadoras vinieron con mucha potencia, sabiendo lo que era entrenar duro y con sacrificio, viendo en el pádel una oportunidad de continuar ligadas a la competición. Todas ellas sabían lo que era pegarle fuerte de remate manejando efectos, volear muy rápido y sólo necesitaron un corto espacio de tiempo para entender de qué va el deporte.

Las chicas que ya llevaban varios años compitiendo en el mundo del pádel se dieron cuenta que tendrían que entrenar más y, en algunos casos, reciclar su juego… Y es que la competencia era cada vez más dura. Todas se pusieron a entrenarse como locas, por supuesto físico y pádel, y algunas incluso se sometieron a dobles turnos… ¡¡¡Eso en el año 99 era impensable!!!

Ya no vale con tirar globos, jugar bandejas cortadas y saber defender paredes. A día de hoy, con independencia del lado de la pista en el que juegues, es fundamental que sepas pegarle, y mucho, por arriba… Además de manejar el juego corto, tirar chiquitas, irte al choque a la red y, por supuesto… ¡¡Saber de estrategia!!

Es cierto que los chicos llevan años haciéndolo. ¿Por qué ellos sí y nosotras no? Creo que eso merece otro artículo, pero las chicas vamos 3 o 4 años por detrás de ellos. En todo.

Lo más importante es que estamos en el buen camino, demostrando que también podemos y sabemos hacer juego rápido, evolucionar, y hacer ese pádel que llaman ‘espectáculo’… Cada vez es más frecuente que el público alucine con nuestras jugadas y con el pádel femenino en general.

Es una gozada ver a las chicas en la actualidad… Por un lado vemos este nuevo juego rápido, explosivo, el que hace levantar al público del asiento mientras que, por el otro, la gente se siente muy identificada y capaces de imitar lo que hacemos las chicas… Incluso hay quienes se ven ¡capaces de ganarles!  Jajaja

Creo que es cuestión de gustos… Era muy bonito el pádel femenino en su esencia, que se jugaba a finales de los 90, y es un espectáculo el que se juega en estos momentos en el Circuito WPT.

¿Con cuál os quedáis?

Vanessa Zamora».

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