Sin lugar a dudas, es uno de los nombres propios a la hora de hablar del pádel en tierras europeas. Mauri Muñoz es todo un trotamundos, que ha pasado por numerosos países para comenzar a despertar en ellos la pasión por este maravilloso deporte… En esta ocasión, nos ha querido hablar sobre el gran tesoro con el que cuenta esta disciplina: la ilusión, las ganas de disfrutar y aprender de los más pequeños.
Padel World Press .- Lo cierto es que esto de escribir no es ni será mi fuerte; pero hoy quiero dedicarle unas palabras a lo que, en mi opinión, es la base fundamental y en la que en un futuro tendremos un sólido crecimiento del Pádel Internacional: los niños.
Desde hace unos años, hasta la actualidad, he tenido la fortuna de poder compartir con muchos menores de distintos países del Norte de Europa lo que fue mi pasión desde pequeño y lo que, en estos momentos, se ha convertido en mi misión personal y mi trabajo: la promoción del pádel.
No me deja de sorprender como a todos estos niños les brillan los ojos cuando les toca ir al club o a la pista de pádel, con distintas pronunciaciones y acentos de la palabra pádel… Pero más allá de las fronteras geográfica que les separan, habría que destacar que a todos ellos les une el mismo sentimiento y pasión: el de ir a aprender a jugar este maravilloso deporte.
A nivel personal me asombro en cada viaje. Cada año, los pequeños saben más sobre el pádel, sueñan con su pala y hasta mucho de ellos llevan su bolsa de pádel a cuesta durante toda su estancia en el club, esperando para poder jugar unos tiros con el cristal o con algún amigo que también comparte la afición por su nuevo y apasionante deporte.
No, no puedo explicar con palabras cómo fue mi última experiencia en Bélgica. Llegué al club de pádel y los niños corrieron a darme la bienvenida coreando mi nombre, como si de Juan Martín Díaz se tratara, jejeje… Aunque ya me gustaría tener el 1% de lo que tiene mi amigo Juan.
Ver a los niños griegos como, con tanta educación y admiración, miran como enseñas un simple juego del Bowgling en la pista de pádel, donde con sus movimientos simulan una derecha o forehand sin pala… O también a los pequeños daneses, que siempre juegan con la felicidad que los caracteriza, o a los suecos, que disfrutan de poder jugar a este deporte en varias ciudades y hasta tienen sus propios Torneos Juniors.
Hace muchos años en España, exactamente en Cataluña, también tuve la suerte de trabajar con los niños y hasta tener de compañero en torneos a algún menor de la Escuela de Pádel. En Francia tuve la fortuna de compartir pista con todos ellos en la inauguración del Padel Club Lyon… Pero no me quiero olvidar de ninguno de ellos, ni tampoco de mis amigos de la infancia que, desde el año 90, compartieron conmigo la cancha y con los que viví los momentos más felices e increíbles de mi vida. Muchos de ellos fueron exactamente en el Club Los Pinos Padel , junto a mi rival y amigo Marcelo Misevich…
Espero poder seguir teniendo la suerte y fortuna de continuar compartiendo parte de mi pasión con todos estos niños y, como siempre, mi deseo personal es que algún día se juegue al pádel en todo el mundo y llegue a ser Deporte Olimpico… Así, estos niños tendrán la posibilidad de ser parte de la historia de este nuevo, viejo deporte….
Un saludo a todos los miles de niños que juegan y disfrutan del pádel en el mundo.
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