Padel World Press .- Desde ‘Sangre, sudor y marketing’ nos ofrecen un reportaje muy original, en el que se define con acierto, y con mucho sentido del humor, cuáles son los distintos roles que se suelen observar dentro de una pista de pádel.

No hemos podido evitar reírnos mucho durante su lectura y, por eso, hemos querido compartirlo con todos vosotros… ¿Cuál sería vuestro modelo? El nuestro, lo tenemos muy claro…

“Mi nombre es Javi. Tengo 33 años y desde hace 5 soy adicto: adicto al pádel. Un día un amigo me invitó a un partido y lo típico… empecé con la tontería. Al principio sólo le daba los sábados pero me enganché de tal forma que el síndrome de abstinencia me llevó a practicar también entre semana.

Desde entonces, siempre equipado con mi flamante Varlion, he compartido adicción con cientos de jugadores, cada uno con su estilo personal e, independientemente de su forma de jugar, con sus peculiaridades. Sí, comportamientos que responden a un patrón de personalidad que muchas veces se repite y que me han llevado a elaborar una curiosa clasificación.

10 tipos de jugador de pádel

  1. El agarrado

Comenzamos con un clásico del pádel: El agarrado que jamás lleva bolas. Se caracteriza por un sencillo modus operandi: llegar dos minutos tarde al partido. Es el tiempo suficiente para que otros compañeros hayan empezado a pelotear con otras bolas y él aparezca con las manos vacías de la forma más natural y disimulada. Cuando entra en la pista lo hace con una sonrisa burlona que expresa un “Os lo he vuelto a hacer”.

No obstante, existe una versión avanzada de ‘El agarrado’:

El agarrado (versión pro) 

Se trata de un ser mucho más despiadado: Éste siempre lleva bolas, pero viejas, ¡muy viejas! Acostumbra a sacar siempre el mismo bote polvoriento con su comentario típico de “las mías tienen 10 partidos” mientras espera a que algún desgraciado abra un bote de pelotas nuevas. Cuando guarda el suyo lo hace con una sonrisa aún más burlona que expresa un “Os, lo he vuelto a hacer, pringaos”.

  1. El generoso 

Aún no está documentado, pero investigadores de Harvard siguen la pista de un ser único en el planeta Tierra del que dicen: “siempre saca pelotas nuevas, incluso antes del habitual momento de tensión y miradas esquivas, cuando nadie se atreve a sacar sus bolas en la previa de los partidos”.

  1. El entusiasta

Es comenzar el partido y ya está ejerciendo de auténtico motivador profesional. El entusiasta siempre te anima, aunque hayas fallado doscientas bolas seguidas. Su frase típica “no pasa nada, está muy bien” que repite una y otra vez te ofrece un plus para remontar un partido cuesta arriba… Hasta que la oyes por septuagésima vez en 10 minutos y decides que ya estás un poco ‘hasta las pelotas de pádel’ de tanto entusiasmo.

Si en ese momento sufrieras un lapsus y le pegaras sin querer un raquetazo en la cabeza se levantaría optimista, se limpiaría la sangre que mana de su kilométrica brecha y te soltaría un “no pasa nada, está muy bien, creo que viviré”.

  1. El ex tenista

El ex tenista se define por creerse superior a los demás jugadores, aunque no haya jugado al pádel en su vida. Gracias al tenis tiene toque, que es lo que importa, y ya es bueno  desde el primer día. Tras su primera y escandalosa derrota abandona la cancha confuso, con el orgullo herido y jurando contra ese maldito deporte llamado pádel, donde no puede ejercer su potencia y maestría porque “aquí sólo se puede cortar la pelota”.

  1. El quejica

Suele ser uno de esos “agarraos pro” y, a pesar de ello, siempre se queja del estado de las bolas. La excusa habitual ante su falta de técnica y agilidad para llegar a los golpes es que “las bolas están muy lentas”, sin dignarse mirar hacia su barriga y reconocer que quien es lento y sin reflejos en realidad es él.

Si las bolas son nuevas, culpará de su mal juego al equilibrio de su pala, con la que asegura que será un fenómeno la próxima semana, cuando le ponga un quinto overgrip.

  1. El chulito

Perteneciente al género masculino. Siempre insiste a sus amigotes en lo aburrido que es jugar con tías. Que si los puntos duran poco, que si no les puedes tirar bolas fuertes, que si no hay intensidad…

Sin embargo, en cuanto tiene la oportunidad se apunta a partidos mixtos para lucirse frente a las féminas, esperando una sonrisita de complicidad por parte de ellas cada vez que hace un punto; mejor si va seguido de un “juegas súper bien”.

Si después de eso la chica añade “se nota que has jugado al tenis”, nuestro chulito vuelve a casa con el ego por las nubes.

  1. La chica que se merienda a los chulitos

No hay mejor correctivo para este ejemplar “que pasa de jugar con tías” que encontrarse con una jugadora mejor que él… Y todos sabemos que se la va a encontrar para que le baje al reino de los mortales y le recuerde que, en realidad, no es tan bueno como él se cree por mucho que lleve una pala de 300 euros.

  1. El exaltado

A menos que todo salga bien, este tipo siempre está enfadado. No duda en dar lecciones a su compañero cada vez que éste falla un punto, con grandes dosis de agresividad y arrogancia. Si por el contrario, es él mismo quien falla, siempre busca excusas con comentarios tipo “cuando esté de espaldas tienes que avisarme si suben” o “con tu golpe anterior se la has dejado a huevo”.

Cuando acaba el partido, como muestra de insatisfacción con el juego que has desplegado, te da la mano por no romper el protocolo, pero eso sí, mirando hacia otro lado.

Al igual que el agarrado, el exaltado también cuenta con una versión avanzada:

El exaltado silencioso

De la misma escuela que ‘el exaltado clásico’, éste aparenta mantener las formas pero su comportamiento llega a resultar, si cabe, más hiriente. El exaltado silencioso, cada vez que fallas un punto, empieza a jurar en voz baja, mirando al infinito con cara de odio, sabiendo que te das cuenta. Es su forma de hacerte ver que, en su opinión, eres un pésimo jugador y deberías replantearte bajar unas décimas tu nivel de cara a futuros partidos.

Resulta especialmente divertido jugar contra una pareja de exaltados, sobre todo si son hermanos, dispuestos a destruir en un solo partido décadas de amor fraternal.

  1. El penitente

Este personaje, bondadoso por antonomasia y retrato de la buena educación, te pide disculpas cada vez que comete un error como si estuviera arruinando tu vida. “Perdón” es su palabra más repetida. Se le suele ver en clubes de pádel cercanos a parroquias, donde acude inmediatamente después a confesarse si considera que por su culpa se ha perdido el partido.

  1. El acaparador

Este jugador, ansioso y competitivo, se mueve con agilidad por toda la cancha, incluido el lado de su compañero, al que no le deja tocar bola. Si juegas con él de pareja, y en algún momento de valentía decides golpear alguna pelota que caiga en tu campo, tu pala correrá gran peligro de ser destruida por la potente arma de este ser omnipresente

Si coincide que sus padres van a verle y les preguntas sobre su niñez, te confirmarán que de bebé, la primera vez que habló no fue para decir ni papá ni mamá. Su primera palabra, por supuesto, fue: ¡mía!

¿Y vosotr@s? ¿Conocéis más tipos de jugador/a de pádel?

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